Diego Armando Maradona pisó por primera vez el Estadio San Paolo, un 5 de julio de 1984, más de 70mil tifosi lo esperaban, tenían una ilusión que ni el mismo Diego podía creer, nadie lo imaginó pero esa tarde se escribió el primer capítulo de la mejor etapa del ’10’ y del conjunto napolitano.
Pero antes, vale la pena poner en contexto cómo y por qué llegó Diego Armando Maradona al Nápoles, tras una etapa compleja en Barcelona que incluyó una hepatitis y una fractura, más un final bochornoso en la final de Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao.
Y justo esa pelea, le abrió la puerta de salida pues la Federación Española lo sancionó con tres meses por lo que más allá de la tensa relación entre Diego y el presidente del Barcelona, decidieron escuchar ofertas y así ponerle fin a su corto periodo como blaugrana.

Peleado con todo mundo, en especial con Josep Lluis Núñez, Diego Armando Maradona quería irse de Barcelona pero muy pocos equipos podían pagar el valor de la carta, en aquella época pocos clubes se atrevían a pagar semejante cantidad (poco más de 9 millones de dólares).
Tras varios días de negociaciones, declaraciones picantes del Diego, respuestas negativas del Barcelona, apareció la oferta del Nápoles pero no tenía mucho tiempo pues el libro de pases de la Serie A estaba por cerrar y necesitaban amarrar la llegada del ’10’ lo antes posible.
A finales de junio de 1984 llegó la oferta formal del Nápoles, 8.5 millones de dólares en un principio, que para esos años, era un cifra récord y más viniendo de un club pequeño, que hasta ese momento estaba acostumbrado a zafar del descenso o luchar por volver a la Serie A

Diego Armando Maradona: «Buenas tardes, napolitanos»
Ante un mar de reporteros y fotógrafos, finalmente pudo salir del túnel para pisar lo que sería su nueva cancha y saludar a los hinchas con los que selló una relación de cariño interminable: «Buenas tardes, napolitanos, Estoy muy feliz de estar con ustedes» y luego saludó como mejor lo sabía hacer, con la pelota en la zurda para después dar un especie de vuelta olímpica.
A partir de ese momento y sin jugar un solo minuto, se convirtió en el rey de una ciudad que necesitaba abrazarse a alguien que los entendiera y que fuera la bandera de la eterna lucha entre el norte y el sur de Italia, algo que Maradona hizo mejor que nadie.
Su debut llegó un 16 de septiembre y a partir de ese día construyó un legado que le dejó al Nápoles, dos Scudettos, una Copa de Italia, una Copa de la UEFA y una Supercopa de Italia, además de 115 goles que hasta la llegada de Dries Mertens, lo tenían como el máximo goleador en la historia del club.
Diego Armando Maradona no lo sabía, pero ese 5 de julio, comenzaba la mejor etapa de su carrera, se convirtió en el hijo favorito de una ciudad que hoy aún le llora por su partida (hoy el estadio cambió su nombre de San Paolo y lleva su nombre) y además se trepó a lo más alto del mundo al conquistar la Copa del Mundo con Argentina dos años más tarde